lunes, 30 de agosto de 2010

Aquí, cerquita

Aquella noche que me robaron sólo me quedaron las llaves. Volví a casa y sentí que me faltaba algo, no era la cartera, el dinero o el celular, lo que yo necesitaba era su abrazo. Así que recorrí treinta cuadras entre su esquina y la mía. Bese su timbre y allí estaba, mi hombrecillo de terciopelo.
Invente una historia, “que me habían robado cerquita de aquí, a tres cuadras”. Hasta describí la situación, el arma, la amenaza, el arrebato, todo, allí, cerquita, a tres cuadras. Y luego, las tres o treinta cuadras que atravesé para llegar a sus brazos violetas. No tuve miedo, ni una sola de las esquinas, ni un poco ni un poquito, no tuve miedo, ya no había nada que podían arrebatarme. Libre y libertaria, decidida a encontrarte al pasar mis manos por tu puerta.
Te pedí dinero, pero claro ¿a que iba a ir a tu casa sino? Luego, me quede sin palabras, sin excusas y entonces encare para la puerta. ¿Estás bien? - me pregunto. Y por fin, podemos iniciar el juego. Si estaba bien o dejaba de estarlo no importaba para ninguno de los dos. No – respondí.
Tomaste mi mano, quisiste abrazarme, casi como si no hubiera una tensión sexual. ¿Acaso que faltaba? Si mi montaje de mimosa perturbada era encantador. Ya sabes, el sutil puchero, bajar la cabeza, buscar tu hombro, dejarme abrazar como si no quisiera demasiado, buscar el roce casual, mirarnos a los ojos. Y después, dejar de actuar para accionar lo novedoso, de aquellos besos tercos y toscos, que desparramábamos por todo el lugar.

sábado, 21 de agosto de 2010

Rostros en movimiento


Vi rostros en tu rostro o tu rostro en otros rostros. No lo sé, estaba tan mareada. Las luces iban y venían, subían y descendían, alterando mis nervios un poco más. Todo daba vueltas, todos tus rostros daban vuelta por el lugar, tomaban cerveza, hablaban con otros rostros que no eran los tuyos.
Intentaba moverme, seguir una música que no escuchaba. Me guiaba por la vibración de mi cartera y la intensa latencia que percibía en los demás rostros que no eran los tuyos. Yo no era parte, tu rostro tampoco lo era. Éramos escamas de un pasado que no volverá pero que está ahí, embebiéndose en otros rostros.
Trate de calmar la mente y por ahí más abajo, las luces eran las que ahora daban vueltas. Entonces decidí trasladarme de la pista hasta el baño, del baño a la barra, de la cerveza a la nada. Pues ya no recuerdo pero estaba hermosa. Era una luz más perpendicular a otra, mierda, estaba tan linda y no estabas aquí para verlo. Tus rostros ya no estaban, se movían por la oscuridad y yo tan luminosa.
Quería más, ahora quería más… ¿y donde están esos rostros? – pensé. Pues, ven aquí, te estoy esperando, vamos amorcito y otro vaso más. Tus rostros no querían verme valiente sólo atormentada… ¡Ay, son tan vos! Buscando ver como caiga, pero no, mira que estoy sobre esta pared, ella me detiene.
“volvamos a bailar” me dijo mi compañera, que recién ahora recuerdo que estaba. Seguí el camino que ella marcaba, me puse firme y vamos que enfrento todo rostro, todos los tuyos. Justo ahora, ya no estaban, ni en la oscuridad, ni en la gente, ni en ningún lugar. ¿Adónde se habían ido? ¿Adonde, justo ahora?
Me sentí sola, me sentí inútil, me sentí más mareada. ¿A que había venido si no es a ver todos tus rostros? Te fuiste, vos y todos los tuyos. La medula grito voz de alto al alcohol. Todo dio vueltas, vueltas, muchas vueltas que iban aumentando en velocidad. Ya no eras rostros, ahora eras el movimiento. Fue cuando entendí, estabas aquí, no podías dejar de estar, eras lo que producía todo este movimiento en cada una de las personas. Eras movimiento, eras mi movimiento, no tenía poder de acción frente a tu rostro.
Y cuando realmente apareció el movimiento, la luz se convirtió en movimiento intermitente sobre vos. Y ahí estabas, haciendo tu pasito tonto al hacer café, en la pista, en el medio, en tu monoambiente. Aturdida, corrí hacia la puerta, sostuve mi cara para no dejar caer las lágrimas, las contuve tanto que se fueron para adentro. Entre alterada al baño y vomite en el inodoro todo tu amor, todo mi amor, todos los rostros, todos tus movimientos, todo el movimiento…

viernes, 20 de agosto de 2010

No soy yo la que se va, sos vos el que me deja ir...

De un filo


A veces soy campera de cuero verde, otras blusa de gasa, pocas veces un jeans tiro alto. Cuando llueve soy un paraguas que titila rayas en blanco y negro. Para cuando vienes a casa descalzas van las bucaneras rojas. Aún así, siempre, casi siempre, en muchas veces, no dejo de ser botas negras de cuero. Esas que mis padres arreglan los tacos cada otoño para echar a andar.Son reales, escupiendo calles, enmarañando luces e iluminaciones, destacando brizas. Caprichosas de tacos gruesos para bailar. De cierre altanero, marcando una sonrisa extrema de tobillo a rodilla. De funciones extremas y organizaciones meticulosas. Anidando recuerdos, de esos que no son de buena educación contar. Se curva la espalda para esconder el filo, se toma la seguridad en el posicionamiento y se echa a andar…

domingo, 22 de marzo de 2009

La realidad está aquí

La realidad está aquí, parada frente a mí de forma violenta, atrapándome. No puedo negarla, ya no puedo hacerlo más, ya no hay besos que justificar ni caricias para confundirla.
Me acusa por mis decisiones, me señala, me apunta y me dispara.
Suelo correr... correr entre espejos y pasillos, entre recuerdos y contradicciones, mientras tu voz se aleja, tu espalda se viste y mi café se enfría.
Esta aquí, la maldita realidad está aquí, mientras intento alejarme con la mirada fija sobre ningún lugar.
Esta sobre mí, intentando desvestirme, sujetando mis muñecas, mordiéndome las tetas, tocándome, riendo frente a mi espanto. Ella sabe que tiene el control, así lo remarca su perfil; y se burla, se burla de mí, ilusa que creyó que podía huir, que podía conquistar utopías, que podía cambiar los hechos.
Segura de sí misma y de mi fragilidad, utiliza mi cuerpo para abusar de mis entrañas, descarga su mano sobre todos los momentos de mi cuerpo. Mi pecho, mi vagina, mis palpitaciones, mi ombligo… Me quedo inmóvil, sé que es inútil cualquier tipo de resistencia.
No dice nada, no es necesario; ella tiene el poder y yo simplemente el recuerdo de haberme sentido eterna.

sábado, 14 de febrero de 2009

Histeria, ¿por qué será?

Ante todo quiero defenderme de aquellas acusaciones de histeria, y por sobre todo de la carga negativa que se ha impuesto sobre esa cualidad.

Se trata de Gonzalo, de Guille, de Nico, de Pablito y de no sé cuantos otros más. Pues uno sólo ocupa mis entrañas hasta estos días y aunque le he prometido estar con otros me muero y vuelvo a renacer sólo en su mono ambiente. Y no vaya a compararme usted con Luz o que mierda…
Ya sabe que no me interesa ser su amiga, me he cansado de decírselo… pero también de insistirle en que me abrace hasta alcanzarme. Si, se trata de los kilómetros de rosario a La Plata, o de los que hay hasta Mar del Plata (y ni hablar hasta Colombia), de los conflictos económicos o de su pasividad. Pues ante tanta intensidad me veo frente a hombres con pocas agallas para reafirmar ciertos asuntos, no hablo sólo de usted… no se preocupe.
¡Qué pocas ganas me dan! Y no nos pongamos a hablar de mi belleza, de lo interesantísima que soy o del egocentrismo que me rodea… Si es por razones ya tendría a esta altura que ser lesbiana y no va que no…
Mientras tanto Nico me pregunta por el rosarino, Pablito por Nico, Guille por Gonzalo… y él, tan mierda y con tanta alevosía, me remarca con esa maldita seguridad que es él, que no hay nadie más… aunque intente negárselo mil veces.
Sin embargo allí están los demás… en cierto lugar de privilegiados, reemplazantes naturales en ciertos momentos, a los que recurro hasta el cansancio. Ahí es cuando puedo llegar a admitir cierta culpa, cierto error, pero absténgase de reproches, ya que las relaciones se construyen y se destruyen de a dos.
Y en el fondo quizá se trate de simples inseguridades, de no estar dispuesta a enfrentar ciertos momentos con mi propia consciencia, de no admitir que me he equivocado, que he hecho las cosas mal, que siempre me embarque en empresas destinadas al fracaso.
No he soportado tu rechazo y por momentos me molesta y no soy capaz de tolerar el simple hecho de que no estés acá abrazándome, que no te mueras por estar acá…

lunes, 15 de diciembre de 2008

Sera

Solo desear ese momento, en donde tu cabeza se apoye sobre mi pecho sin decir nada. Y pasaremos el rato asi, sin decirnos nada, sin mirarnos, sabiendo que todo es demasiado claro. Yo voy acariciar tu cabeza, enredando mis dedos entre tus pelos, como anidandote.
Vos moveras tus dedos despacios sobre mi cintura, y eso sera todo lo necesario para el reconocimiento. Aqui estoy, aqui estas... alli estaremos.
Se escaparan algunas lágrimas en silencio y yo culparé al estado... Yo forzaré la fuerza, montaré mi papel hasta creermelo para protegerte, para protegerlo, para protegernos. Y asi estaremos hasta que el miedo se escape de la habitacion o al menos hasta que nos cansemos.
Podremos dormir abrazados como la ultima vez, y podras llorar en mi hombro, podras reposarte en mi espalda, podras elegir la forma de mirarme.
Se que en algún momento te levantaras de la cama, yo haré como si estuviera dormida y te observaré como te mueves más tranquilo, veré tu espalda desnuda moviendose hacia el baño, hacia la heladera. Me temblará la comisura de los labios, evitaré las sonrisas al saber que en tu boca vuelve a haber gusto a té, a mi te...